En mi experiencia en la clínica, he podido comprobar cómo muchos pacientes me preguntan si es realmente necesario el tratamiento de regeneración ósea al momento de reemplazar una pieza perdida con un implante. Mi respuesta, en la gran mayoría de los casos, es sí. Sin la pieza dental, el hueso se retrae, y cuanto más tiempo pase, más seguirá haciéndolo, y, aunque exista cantidad de hueso suficiente para colocar el implante y éste quede fijo, si este ya se ha retraído se tendrá que hacer una corona poco estética incluyendo encía falsa, o de dimensiones desproporcionadas, dando el efecto de un diente muy grande. Por esta razón, en la mayoría de casos, es necesario regenerar el tejido óseo perdido.
¿En qué consiste la regeneración ósea en implantología dental?
Cuando se produce la pérdida de una pieza dental, bien sea por extracción o cualquier otro motivo, ésta deja un vacío en el tejido óseo que debe ser llenado, ya que el tejido óseo al no detectar la raíz de la pieza dental se retrae, conllevando a una pérdida de densidad ósea y a mover las piezas dentales cercanas.
Ahora bien, esta ausencia o disminución de tejido óseo puede ser corregida mediante técnicas de regeneración ósea, que consisten en la utilización de injertos de hueso del propio paciente o hueso artificial. La finalidad en este caso es aportar el grosor y la longitud necesaria para que el hueso maxilofacial vuelva a tener las dimensiones correctas y se permita asentar permanentemente el implante dental, y, además, que al momento de cubrirlo con su respectiva corona, ésta tenga el aspecto estético ideal, es decir, que no se diferencie de las demás piezas dentales.
Técnicas de regeneración ósea
Existen diferentes formas de tratar una disminución del tejido óseo, pero la más común es la práctica de los injertos. Mediante una intervención quirúrgica, el dentista coloca pequeñas piezas de hueso que pueden ser propias del paciente o de origen artificial, para aumentar la superficie ósea sobre la cual van a ir posteriormente los implantes dentales.
También existe la técnica de L-PRF, que consiste en una regeneración ósea naturalmente guiada a partir de fibrina rica en plaquetas y leucocitos que se obtiene de la propia sangre del paciente, a la cual se le añade tejido óseo. Al colocar esta fibrina en el espacio que se quiere regenerar, se genera una rápida integración, y, por tanto, se va regenerando el tejido óseo de forma deseada.
Regeneración de encía
Hasta ahora he hablado de regenerar el tejido óseo perdido, pero recordemos que este no viene solo, y con él también hay que regenerar la encía, ya que está también pierde grosor y se retrae. Existen diferentes técnicas para regenerar la encía las cuales aplican según sea el caso, pero de ellas me centraré en la técnica de injerto gingival libre, ya que con ella se consigue aumentar el grosor de la encía queratinizada alrededor del implante.
Si necesitas un implante dental para reponer una pieza perdida, te recomiendo que consultes con tu odontólogo de confianza qué técnica de regeneración ósea es la más adecuada en tu caso, y evade aquellos que te digan que el implante no necesita regeneración ósea.